Aun las hojas siguen cayendo
Aun el sol vanidosamente nos deja cada día
Aun la niebla corre de nuestros ojos
Y aun bailamos con los vientos
Todavía te veo cuidando tus acordes
Emocionándote con suspiros que aún están
Sentimientos tras tragedias y más sentimientos
Tus voces enraizadas en polvos y harinas
Preguntando ¿si acaso alguna vez terminaría?
Sufriendo desde la soledad de tus sueños
Queriendo llorar por llorar para todo lavar
¿Qué haremos sin la melancolía de tu cantar?
¡Hay mi buena señora!
¡No quiero ya emocionarme!
No deseo despedirme sin antes abrazarte
¿Para qué desaparecer sino antes la bendición de tu canción?
Si tú no estas es como no tener madre
Sin micrófonos para ti es como un invierno sin pena
De qué dulzura comeremos si tus suspiros no estarán
Sólo queda el gran regalo de tu corazón
Tengo escalofríos al dejar ir tu poncho
Como cuando los tuve hace tantos años
¡Quiero gritar y huir! Llorar siempre en solitario
Por no cobijarte y olvidarte, te extraño, te extraño, te extraño
Ya no puedo escribir, sólo quiero silencio…
Me sigo preguntando si la esperanza me es bienvenida
O si tendré que dejarla huir con la televisión
¿La verdad, la humildad o la ironía?
Confusiones que cada día se engrandecen y desaparecen
Todo ha dejado de brillar desde que marchaste
Todo más peligroso y rápido
Nacimientos más grises y mecánicos
Fiestas enmarcadas en lineamientos uniformados
Las puertas se cierran…
Polvos y años invaden las guitarras que nunca más aparecerán
Panderos, charangos y convicciones colgadas
Murales sobrepintados con precauciones y ventas
¡Hay mi señora! ¿Qué es lo qué estoy sintiendo si años ya ha vivido?
Con amores, nubes, océanos y regalos
Aún sabemos que estarás en nuestros ojos empapados
Cantando, componiendo, danzando y ofreciendo vivir
Para ser por siempre, simplemente y nada más que La Negra.
Mercedes Sosa (1935 – 2009)
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