martes, 15 de febrero de 2011

Coplas del tiro al aire


Hoy amaneció nublado

Y el perro del vecino murió colgado con un clavo

Por la calle paso una vieja cochina

Con pata de zanahoria y rascándose la axila


En el árbol hay un cururo

Que ya se muere por la culpa de un surullo

Ese viejo tiene la cabeza color canela

Por culpa de los piojos que le andan por la melena


En el baño encontramos algo extraño

Negro como la noche y espeso como el barro

Una jovencita andaba con una picazón

Es por eso que se tira tanto el calzón


Ese muchacho se esconde en su sabana amarilla

Mientras se ensucia sus dedos con mantequilla

Un viejo muy cansado se acuesta en una mesa

Y cuando se levanta deja una capa de mayonesa


La señora se sienta a comerse un chocolate

Pero siente jugoso como si aplastara un tomate

El vecino se consigue para comer un coco

Se lo come todo cuando ve que es puro moco


El compadre sintió un olor bien raro en la mañana

Cuando vio salir del baño a su hermana

Por culpa de un porrazo le llevaron una camilla

Pero todo cremoso quedo por una blanca espinilla

jueves, 10 de febrero de 2011

Él dijo que tal vez el ordenamiento sería después


Los rayos solares con sus altas concentraciones de rayos UV hace mucho que dejaron de conversarnos en los aburridos arreboles, incluso creo que ya se convencieron de que lo ciclistas ya se enemistaron con ellos. De eso ya ni hablamos… Tampoco de porque los árboles se tarifaron con sus sombras dejándolas escapar en autobuses sin recorridos. Ciertamente las casas dejaron sus baños y sus duchas y esos vidrios sedimentados con pasta de dientes, aquella que es inyectada a través de experimentos inorgánicos a los niños con inteligencia precoz y con más de alguna cicatriz por fotografías escolares. Los suaves escritorios de oficinas burócratas se vieron en la necesidad de quemar sus carpetas llenas de papeles y oficios autorizados para la utilización de más cuadraditos de confort. Esa sí que fue tragedia, una de esas en donde el malo, el bueno y hasta el sano feo mueren, ni el tostador de la casa se salva, una sana conversación de lunes a mediodía. Qué hemos hecho le dijo la cama a los zapatos, que situación de inestabilidad política hemos aludido para merecer lo que sucede, un desmembramiento total, maquiavélicamente deseado, un desorden que lo asimilamos como una retorcida realidad, esa que ya nos aburre con su tranquilidad. Me duele el cuerpo le dijo una protección de ventana a las rejas principales de una hermosa propiedad, me duele el cuerpo porque ya no consigo mi utilidad, una asadera tiene mejor suerte que la mía, yo sólo ahuyento a los buenos ladrones de su original destino. Las rejas respondieron míranos a nosotros, los animales ya no beben su droga predilecta por nuestra protección, un silencio apenas ordenado, como una matrícula por pagar en el fondo del mar. Qué rayos le dijo una nube al mar, qué escaleras le respondió el océano, la vaguada costera sólo se dignó a observar. Ahora sí le dijo un asiento a las maletas, ahora sí que si, después de eso el asiento se golpeó contra una pared hasta destrozarse, las maletas haciendo caso omiso de la invitación siguieron su camino. Cuenta la historia de un clavo que creció y se convirtió en martillo, posteriormente después de su primer trabajo fue acusado de asesino, las tachuelas son las que más gritan en estos casos. Hasta el computador de la esquina sufrió por la separación de los escudos y los pesos, ahora dice que las chauchas no le alcanzan para pasar la mitad de la calle. Los pasos de cebras se desquitan imprimiendo sus rayas, declararon que la pintura les hacía cosquillas. Si estamos despejados confundámonos para sentirnos humanos o extraños.

¿Social, anima o animal?

Hay cosas feas, otras erróneas, unas bastantes cochinas y realidades que la verdad ya no impactan para nada, explicamos las reacciones a nivel celular con sus mitosis y citoplasmas con su trabajo ya bastante osado. Hasta hemos llegado a crear sociedades globalizadas con una alto grado de interdependencia cultural y económica que no se entienden ni en su comienzo ni en su fin, incluso si los miramos de un lado o del otro, sólo veremos unas marañas garabateadas enredadas que fácilmente se confunden con una borrachera de pulpos en su momento más álgido. La simplicidad del caos diría es culpa de nuestros sistemas dinámicos y su extrema sensibilidad a las variaciones iniciales. El inventor del teclado, no olvidemos que era particularmente gringo, Sir Christopher Latham Shalupa, ciertamente nunca jugo a crear sociedades con su invento. El gozo del “Age of Empire”, consiste en que lo apagas y las necesidades sociales, la gobernabilidad y la globalización se acaba (hasta el mercado desaparece), con puntos en contra posiblemente... Yo prefiero pensar en la camita, la ranciedad antes de la limpieza, una tacita de té bien calentita y más tarde en la posibilidad de explosar sin nada más que un machete oxidado y un chiquitín vencido.

¡¡¡Hay ese aliento que se niega a salir por la mañana!!!

Cada uno se dirige como puede…


Primeramente muy buenos días, señores autoridades, vecinos, animales, árboles y amigos del sector. Quisiera comenzar con la alegría de estar nuevamente acá compartiendo con tan magnas visitas y reconocer la gallardía por cederme la palabra con tantos invitados de calidad, que a la vez han sido tan hogareños con mi persona, compartiendo sus pelos y heladas narices…

Por favor le pido me disculpen por mi primer tema a tratar, pero se ha ido acrecentando la necesidad de conversar, debatir y sobre entender con una objetividad el siguiente tema, sin ánimos de asustarlos ni ponerlos a la defensiva continuare con mi exposición.

Las disculpas del caso para nuestros peludos y agiles amigos “Felis silvestris catus” alias gato doméstico, “Felis silvestris” para nuestros amigos más intrépidos clasificados como gatos salvajes, perteneciente a una sub especie gatuna, en general las disculpas a su familia “Felidae”, descendientes directos del gran reino animal. Según la definición de The International Cat Association (TICA)

Sin ánimos de deshonrar a tan destacada familia me veo en la obligación de indicar y reconocer que esta mañana me acompaña un gran dolor muscular y mental que me aqueja de sobremanera, por lo cual con mucha hombría, sin miedos a represalias, expongo lo siguiente.

“Hoy con mi espalda cansada, mis dedos afligidos de golpear teclas, mi respiración dolorosa a nivel de los pulmones, mis brazos marchitos por el sol cansado, ya sólo respiro para pedir ayuda y declararme infantilmente insano (Adjúntese la mente también). ¡Me duele desde mi canoso pelo, hasta mi sombra!, ¡ya pongámosle que sí que estoy pal gato!”

Muchas gracias…

Intachable consejo: EL próximo a subir al podio suba con lentes porque el sol llega de frente…

miércoles, 9 de febrero de 2011

Procesos administrativos


Las circunstancias que se generan o que se conjugan ciertas veces se vuelven un poco difusas de explicar o simplemente de entender. Miles de acciones realizamos cada día, como un algoritmo le indica a una computadora como procesar y actuar de acuerdo a cálculos matemáticos programados. Una rutina simplificada y estructurada en el que los movimientos ya ensayados nos aseguran la tranquilidad de una vida diaria sin mayor sobresaltos y en que los sobresaltos mismo ya los hemos programado, una discusión proyectada, un enojo citado para tal día y a cierta hora. Olvidando el porqué de la situación problemática pero cumpliendo con nuestro sagrado postulado de desempeño diario. El engranaje perfecto, sincronizado, milimétrico, con cada célula que nace y muere con sus reacciones puestas de forma tal que una estructura mayor y sistemática se encamina a administrar cada paso, cada respiración y suspiro, cada dedo que doblamos para hacer efectiva nuestras manualidades, cada parpadear de los 11.500 diarios, cada litro de sangre que hace un recorrido eterno de oxigenación y limpieza en nuestro organismo, cada palabra que se conjuga en nuestro aparato fonador como la confirmación de que nuestro diccionario es una especie de reciclaje mal hecho, cada frase y cada procesamiento que nuestro cerebro hace de las palabras como una unidad y no de las letras por sí mismas, cada autobús que tomamos confiando ciegamente en sus letreros y direcciones, cada sabana que aplanamos y destruimos como una pelea perdida con nuestro descansar. Las cosas deberían ser mucho más simples que de costumbre con todo un proceso administrativo supervigilando nuestras vidas e interacciones con otros sistemas administrativos y premiosos. Una mirada programada, un paso ya destinado, un odio esperado, una sonrisa fabricada bajo la planificación de la eficacia social. Una rutina simplemente escrita desde una vez por todas, desde la primera y única vez que fue nueva y pasó a conformar una generación de genes y síntesis de proteínas en nuestro cerebro, aplicándose comercialmente convirtiendo la aventura en protocolo. La impremeditación ya es una línea escrita y un espacio generado en nuestro libro diario, ya es lo que esperamos que no sea, algo intangible que sospechamos nos entregara una sensación placentera de satisfacción. Una riqueza, una vela sin palo mayor en el peor de los huracanes, una invisible masa de aire, una tristeza en la mirada, la melancolía en los pasos de un anciano, las señales que se forma en las preguntas de un niño, lo que un mimo logra entregarte sin siquiera moverse, lo que toma tu garganta y roza tu estomago cuando sientes amar. Lo que simplemente no se puede programar, no se puede escribir en la memoria eléctricamente a través de polos negativos y positivos o través de un quemado laser. Pero que refutación si las generaciones de actuaciones ya la hemos olvidado, hemos gritado en una bobada y tan embrollada racionalidad de vida que deja de ser su fin último para ser una transfusión planificada. Pero de esas transfusiones que bien poco sabemos de buena tinta. Una respiración, dos respiraciones, tres respiraciones, cuatro respiraciones y sucesivamente hasta diez, puede ser que tal vez logremos descubrir y quitar esa contraseña concluyendo con una mirada, pero no una gestionada a través de un proceso de captación de luz y conversión de impulsos eléctricos, sino uno simplemente de verdad, como la mirada de un bebe hacia sus padres, esa que si es por primera vez, esa que marcara su generación personal y su proceso de socialización primaria y durante toda su vida. Tan sólo por 10 respiraciones, tan sólo una mirada como si fuera la primera vez que lo hacemos, una sorpresa, un nerviosismo, una emoción, una vergüenza y nueva una improvisación.